Se necesita tiempo para saber el impacto que pueden tener los cigarrillos electrónicos y poderlos comparar con el tabaco.
Lo que sí parece estar claro es:

  • No son inocuos; también crean problemas de salud.
  • Alguno de sus componentes se sabe desde hace mucho que son cancerígenos.
  • El hábito de inhalar vapor con cargas de nicotina puede favorecer la vuelta a fumar tabaco de quien lo había dejado.
  • No está demostrado que no perjudique la salud de otras personas si se usa en sitios cerrados.

Por todo ello, no es ni mucho menos la panacea.
¿Por qué están saliendo negocios de su venta por doquier? Quizás sea una respuesta -quizás no demasiado acertada- a la búsqueda de autoempleo en momentos de crisis!