Al tomar bebidas alcohólicas, el alcohol ingerido pasa del estómago al intestino delgado, donde es absorbido rápidamente y pasa a la sangre. A través de esta, se distribuye por todo el organismo. A medida que su concentración en la sangre aumenta, los efectos sobre el comportamiento se agudizan y progresivamente se hacen más evidentes:

    • Se reduce la respuesta a los estímulos externos y la atención,
    • Disminuye la capacidad de hablar con coherencia,
    • Se alteran la coordinación y el equilibrio.

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Aunque el alcohol pueda parecer una droga estimulante –en la medida en que puede aumentar la desinhibición, la intensidad de ciertas conductas y la sociabilidad–, es un depresor del sistema nervioso central. De ahí que su uso disminuya considerablemente las capacidades motoras y psíquicas.

Sus efectos dependen de la interacción de varios factores:

  1. El sexo: la misma cantidad ingerida, a igual peso, afecta más a las mujeres que a los hombres –por cuestiones asociadas a enzimas, agua y grasas corporales.
  2. El peso: a menor peso y masa corporal, se incrementan sus efectos.
  3. El tipo de bebida ingerida y sus posibles mezclas.
  4. El sistema digestivo: su asimilación es más rápida con el estómago vacío.
  5. La rapidez de la ingesta.
  6. El entorno.
  7. El estado de ánimo.
  8. Otras características personales, psicológicas y orgánicas.

En ciertas circunstancias, puede parecer que el alcohol favorece las relaciones sociales, porque después de haber ingerido bebidas alcohólicas, hay personas que parecen –o se sienten– más abiertas. A otras, sin embargo, les puede potenciar un estado de ánimo melancólico y una reclusión interior.

En dosis elevadas, el alcohol influye negativamente sobre el comportamiento social: se suele pasar de la simpatía a la pesadez –excesiva hilaridad– y se pierde contacto con la realidad y con las otras personas, etc.

En las personas con tendencia a la agresividad, el alcohol incrementa notablemente la conducta agresiva: son más frecuentes las peleas y la intimidación de tipo afectivo y/o sexual.

También podemos padecer los efectos indeseables del alcohol sin consumirlo. Ocurre cuando se sufre un accidente siendo pasajero, cuando se es intimidado o intimidada por una persona que ha bebido, o cuando se aguanta a una persona que se ha excedido o cuando se tiene que atender a alguien en estado de intoxicación.

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