El alcohol causa problemas a muchas personas. Algunas de las consecuencias indeseables están relacionadas con el alcoholismo –ya sea diario o de fin de semana–, y otras con conductas asociadas a estados de intoxicación. Estas personas pueden mejorar su calidad de vida y su salud si reducen la frecuencia y cantidad que consumen o –especialmente en casos de dependencia– si consultan a un especialista para eliminar totalmente su hábito.

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Se relaciona con una forma de beber alcohol problemática la presencia de una o varias de las conductas siguientes:

  • Se participa o se provocan peleas bajo sus efectos.
  • La persona se pone pesada y molesta a personas desconocidas o a sus amigos o amigas.
  • Se pierde el control y/o el recuerdo de lo que se ha hecho y cómo.
  • Se utiliza como vía de escape para no enfrentarse a los problemas.
  • Se bebe a solas y con cierta frecuencia.
  • El uso del alcohol pasa a ser normal y cotidiano, ya sea cada día o siempre que se sale.
  • Se sufre una grave intoxicación con pérdida de conocimiento o estado de coma (la intoxicación por alcohol puede incluso llevar a la muerte por depresión respiratoria).

A la persona que se encuentra en alguna de estas situaciones, le convendría plantearse seriamente qué relación tiene con el alcohol y si es la que verdaderamente desea.

Algunas personas, para modificar su relación con la bebida, necesitan ayuda profesional, sobre todo cuando por su propia iniciativa y/o con el apoyo de amigos o familia no lo han conseguido.

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