Los videojuegos son una forma de entretenimiento digital que nos permite jugar e interactuar con otras personas. A lo largo de los años, han pasado de simples juegos en máquinas recreativas a experiencias mucho más avanzadas en computadoras, consolas, celulares y en línea, atrayendo a personas de todas las edades y gustos.
Hoy en día, los videojuegos no solo sirven para divertirse, sino también para desarrollar habilidades como la resolución de problemas, la colaboración con otras personas y la creatividad. Sin embargo, es importante jugar de manera equilibrada, ya que dedicarles demasiado tiempo puede afectar otras áreas de la vida, como los estudios, la salud o las relaciones sociales. El DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) contempla el “Trastorno por uso de Internet relacionado con videojuegos” y se describe como «un patrón de uso persistente o recurrente de videojuegos que provoca deterioro o malestar significativos». Esto significa que el juego excesivo puede impactar negativamente en la rutina diaria, las responsabilidades y las relaciones personales, razón por la cual es fundamental prestar atención a posibles señales de riesgo, como la pérdida de control o el aislamiento social, y buscar ayuda profesional de ser necesario.
Vídeojuegos y género
Aunque cada vez hay más variedad de estilos y preferencias en los videojuegos, algunos estudios señalan ciertas tendencias generales en el comportamiento de hombres y mujeres. Por un lado, los hombres suelen inclinarse más por juegos de acción, deportes o disparos, que ofrecen desafíos rápidos y competitivos, buscando un ambiente de competencia o un reto constante. Por su parte, las mujeres muestran un mayor interés por juegos de estrategia, simulación y puzles, donde se mezcla la creatividad con la resolución de problemas, y participan con entusiasmo en títulos colaborativos o narrativos que incluyen historias más detalladas. En muchos casos, los hombres se motivan con la idea de competir, mejorar su nivel y alcanzar logros o “trofeos” dentro del juego, mientras que las mujeres pueden dar más valor a la cooperación y la interacción social que surge al compartir experiencias con otras personas.
Algunas investigaciones señalan que, en promedio, los hombres pasan más horas jugando, aunque esta brecha se ha ido reduciendo a medida que más mujeres se interesan por distintos tipos de videojuegos. Aun así, el uso excesivo puede provocar desequilibrios tanto en hombres como en mujeres, afectando los estudios o las relaciones personales. Además, la forma de comunicarse y socializar varía según el género: los hombres suelen organizarse en grupos en línea para competir, retarse y mostrar sus logros, mientras que las mujeres también disfrutan de los juegos en equipo, pero suelen dar más importancia a la colaboración y a una atmósfera de apoyo mutuo. A pesar de los avances, todavía existen estereotipos que dificultan que muchas jugadoras se sientan bienvenidas en ciertos espacios de juego, por lo que resulta fundamental fomentar el respeto y la inclusión en las comunidades de videojuegos para que cualquier persona pueda participar sin sentirse juzgada o excluida.
En definitiva, las diferencias en los usos de videojuegos entre hombres y mujeres reflejan gustos, estereotipos culturales y las experiencias que cada uno busca al jugar. Sin embargo, estas tendencias no son reglas fijas, ya que cada vez más personas, independientemente de su género, exploran todo tipo de juegos. Lo más importante es disfrutar de los videojuegos de manera equilibrada, sin descuidar el bienestar, los estudios ni las relaciones personales.