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Algunas de las principales complicaciones para la salud, derivadas del consumo de cannabis, obedecen a sus efectos sobre el sistema nervioso central. El uso habitual de derivados cannábicos puede ocasionar dependencia. Y además su uso puede interferir en los procesos de aprendizaje y afectar negativamente la memoria, la concentración y la atención.

Existen muchas dudas acerca de la capacidad de esta sustancia para desencadenar algunas enfermedades mentales. No se ha podido demostrar si la acción del cannabis se limita a desencadenar problemas psicopatológicos en personas predispuestas, o si, por el contrario, cualquier persona corre el riesgo de sufrir un problema psiquiátrico como consecuencia del uso de derivados del cannabis.

En cualquier caso, sí es cierto que algunas personas experimentan reacciones psicopatológicas después de consumir cannabis (crisis de ansiedad, reacciones paranoides, despersonalización, sensación de pérdida de control, etc.). Y también hay evidencias de que puede potenciar y agravar –en personas con predisposición– psicosis de tipo esquizoide. El consumo de cannabis y sus derivados puede afectar negativamente a personas con antecedentes de trastornos psiquiátricos.

Las personas que fuman porros quizá debieran estar más atentas a su reacción interna (que quizás es desagradable o incluso angustiosa) que a cómo les sienta a los demás miembros del grupo.

Una reacción adversa puede ser una buena señal para aprender y darse cuenta de que, por los rasgos psicológicos que uno o una tiene, esta droga puede resultar perjudicial.

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